Regreso de Pekín habiendo sido testigo de la realidad de los juegos paralímpicos. La realidad y valor de estos juegos no es sólo el espectáculo deportivo y las medallas sino la lucha de los atletas que, durante cuatro años, trabajan duro, con sus limitaciones y muchos de ellos con escasos medios económicos para llegar a lo más alto, siendo un ejemplo de superación, fuerza, perseverancia y lo que es más importante, de fe en ellos mismos. Siempre con una sonrisa en sus rostros y el enorme agradecimiento a quienes les apoyan, instituciones y empresas que apuestan por la ayuda y la integración de un colectivo, a veces olvidado, tan capacitado para desarrollarse profesional y deportivamente como cualquiera. Mi más sincera felicitación a todos los que ha hecho posible la realización de estos juegos, que son un verdadero ejemplo a mostrar al mundo entero por el gran abanico de valores humanos que muestran atletas, organizadores y patrocinadores, tan escasos en nuestra sociedad. Enhorabuena.
Carmen Bonet Valls-Taberner
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