sábado, 30 de agosto de 2008

Vuelo Destino Beijing

Madrid 29 de agosto de 2008

El día comienza como una maratón. Anoche terminamos de cerrar la maleta Ana y yo a las 3:30 de la mañana. Yo ayer, estuve después del acto de despedida ultimando mil gestiones para Beijing. Recoger las armas que me habían montado entre José Luis Álvarez, mi maestro y Willi un compañero de la Sala de Esgrima de Leganés. Recogiendo un bordado con mi nombre y las siete estrellas de la Comunidad de Madrid que luciré en mi pantalón de competición, durante estos Juegos Paralímpicos. Siete es mi número de la suerte. Me dieron el premio “Siete Estrellas de la CAM en el año 2000. Y pusieron una estrella, junto con el resto de compañeros deportistas premiados, en el Patio de las Estrellas del Palacio de Deportes de la Comunidad de Madrid. Es el premio de los que me han dado que más me gustan. Y también porque soy madrileña, que narices!! Aunque tenga este apellido que me lego mi abuelo y cuesta deletrear. Yo nací en Madrid y luzco orgullosa el emblema de mi comunidad.

También encargue siete polos rojos con bordados conmemorativos de los juegos y la letra “´ñ” para los cinco compañeros que me acompañan a Beijing y para Amparo Valcárcel y Juan Carlos Ramiro. Compre siete espadas de goma espuma también para dárselas y que hagan un poco de ruido cuando vengan a animarme al estadio.

Quede con Oscar, el que fue mi pareja durante, diez años que se nos pasaron en nada de tiempo. Revivimos los Juegos de Barcelona 92, en los que tras ganar la primera medalla de Bronce, salto a las pistas y me dio un abrazo enorme. Nadie podía creer lo que paso. El que levantaba la bandera, estaba supere mocionado. Es la primera vez en la historia de la esgrima española que se levanta una bandera española en unos juegos. Y después vendrían muchas más paralímpicas, hasta 4. Este año se ha levantado la primera Olímpica de manos de Pirri, el espadista que además ha hecho la número 100 para España.


Y así mil cosas más. Me cundió el día. La maleta, como siempre para el final cuando terminamos, no queríamos mirar el reloj Ana y yo. Nos abrazamos “Ahora sí que sí. A por la medalla!”
Hoy como digo pura maratón para llegar al aeropuerto. Miguel Ángel nos llama cuando estamos llegando. “Daros prisa, solamente quedas tu” Y volamos para llegar a su encuentro. Facturamos rápidamente mi saca de competición, mi silla de esgrima, una maleta con la primera entrega de la equipación de la delegación española. Y nos dimos otro abrazo ya definitivo Ana y yo. “Nos vemos en Beijing!” le grito desde el control.

Y comenzamos el laaaargoo e interminable vuelo directo Madrid, Beijing que duro 12 horas. Para los que viajamos en silla y no podemos caminar es especialmente duro un vuelo así. Al no poder levantarnos y estirar las piernas, sufrimos más riesgo de embolia. En el vuelo de vuelta de Sydney yo me puse bastante malita. Así que en cuanto vi a Amaia una de las integrantes del equipo médico de Sanitas, se lo explico y me quedo más tranquila. Este vuelo todo ha ido bien a ese respecto. Viajo al lado de Luis Leardy, el jefe de prensa del Comité Paralímpico y pasamos el vuelo comentando cosas. Entre ellas la escasa difusión que parece darán los medios de comunicación de nuestros Juegos. Este tema preocupa mucho al Comité. A nosotros también nos gustaría poder llegar más fácilmente a vosotros y poder compartir juntos la alegría de nuestras vivencias y triunfos. Para eso hago este blog. Hagámoslo todos juntos. Mandarnos vuestros mensajes de ánimo participar. Hagamos todos juntos un verdadero lugar de encuentro. Por aquí sí que podemos. Internet es libre y accesible.

Hemos llegado a Beijing aproximadamente a las 7:00h de la mañana de aquí. Supercansados, casi nadie ha podido dormir durante todas estas horas de vuelo de los nervios y lo excitados que estábamos. A llegar al aeropuerto todo va bastante fluido presentamos las acreditaciones que son también nuestro visado durante los Juegos y salvo algunas excepciones como la de Kiko, nuestro fisio de Sanitas, que no le coincidía el numero de pasaporte con el impreso en su acreditación y le pedían continuamente el pasaporte antiguo. Exceptuando algún caso así, todo va fluido y rápido. Validan nuestras acreditaciones y nos dan una cinta. Ya las lucimos todos al cuello. Y marchamos en los autobuses adaptados hacia la villa olímpica.

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